La rinoplastia puede cambiar el tamaño, la forma o las proporciones de la nariz. Puede realizarse para reparar deformidades causadas por una lesión, corregir una anomalía congénita o mejorar ciertas dificultades respiratorias. Antes de la operación se deben considerar los siguientes puntos:

• Antes de programar en forma la rinoplastia, el cirujano analizará factores que determinarán la magnitud de la cirugía, y el historial clínico será lo más importante. Además de que el cirujano tiene que saber a ciencia cierta las motivaciones de la operación y cuáles son los objetivos funcionales y estéticos que se quieran lograr.
• El médico también hará preguntas sobre la historia clínica (incluidos los antecedentes de obstrucciones nasales, cirugías y los medicamentos que se toman). Si se padece de un trastorno hemorrágico (como hemofilia), es posible que el paciente no sea apto para una rinoplastia.
• El médico hará un examen físico completo, que incluye todos los análisis de laboratorio necesarios (por ejemplo, análisis de sangre). También revisará las características faciales, y la parte interna y externa de la nariz.
• El examen físico ayuda al médico a determinar los cambios que deben realizarse y cómo las características físicas (como el grosor de la piel o la fortaleza del cartílago en el extremo de la nariz) pueden afectar los resultados de la cirugía. Además, el examen físico es fundamental para determinar el impacto de la rinoplastia sobre la respiración.
• Personal a cargo del cirujano tomará fotografías del paciente para evaluar distintos aspectos de la nariz y al mismo tiempo se manipularán de forma digital para mostrar al paciente las opciones estéticas y formas en las que puede quedar la nariz.